El cansancio que brota de tu apagada piel, de tus ojeras, de tu falta de brillo, de vitalidad, no es más querida Hermana que el despertar galáctico a un nuevo Ser. El Ser que eres. Que siempre has sido.
Es tan sólo un proceso, una transición, una transformación de la crisálida a la mariposa, de la oruga a la mariposa. De algo, alguien, que te crees que eres a algo, alguien, mucho mejor, más evolucionado, avanzado y conectado a la Luz Solar de donde todo parte.
Tu conexión con las Galaxias nace de eones. Mucho antes de tu llegada a la Tierra. Mucho antes de encarnar en las primeras civilizaciones. Y es desde esa conexión con las Galaxias desde donde nace tu Yo Solar, tu Yo Galáctico.
Y has de recordar...
Has de recordar de dónde vienes, la Fuente de tu Luz. Dónde has estado... Y dónde estás. Has de recordar quien eres. Y qué hay detrás. Detrás de todo lo que te crees que eres, detrás de tu propia oscuridad. Detrás de ti. Pues cuán mayor belleza subyace escondida a ti, a todos, por descubrir. Cuán mayor brillo incandescente se esconde tras esa mirada, muchas veces perdida, desconectada por la propia oscuridad de la mente independiente, dañada y fragmentada.
Cuanto dolor... cuando todo es Amor.
Y no lo ves... No lo veis.
Y tan fácil es.
Recordar la Fuente de donde todo parte. Recordar la Esencia que forma parte de ti, de mí, de todo cuanto ES. Recordar la Semilla del Amor, de la Vida, en los corazones de cada Ser. Recordar a Dios en todo. No el Dios castigador, el Dios que os han enseñado tras años, décadas, de engaño y manipulación. Y todo ello a través del perdón. Un perdón que no llega puesto que de nadie es más que de ti misma. Un perdón que anhelas por parte de Él cuando tan sólo tú has de perdonarte.
Pues el Dios verdadero, el que habita dentro de ti, de mí, de todos y de todo, es tan grande, tan inmenso y tan amoroso que nada tiene que perdonarte puesto que sabe que no has errado, que no hay maldad en ti, tan sólo elección; que estás aprendiendo y que todo es aprendizaje para ti. Puesto que a esto has venido, a experimentar. A experimentar-te. Y dentro de todo este aprendizaje por qué te iba a juzgar, a castigar, a limitar, a menospreciar si Él es el Amor Verdadero, el que todo lo Puede, el que todo ES. ¿Cómo un padre no va a perdonar a su hijo? A su hijo por equivocarse cuando es lo que más ama en la vida. Lo mismo Dios, la Fuente, el Amor Incondicional... Como desees llamarlo, da igual. ¿Cómo Él iba a ser diferente a cualquier otro padre-madre?
No sufras por Él, por lo que pueda pensar de ti, por lo que pueda sentir puesto que en Él solo hay cabida para el Amor. Y, por tanto, no se enreda en pensamientos de juicio, crítica, castigo... Puesto que no existe en Él. Y si no existe en Él tampoco existe en ti, contigo. Porque formas parte de Él. Eres parte de esa extensión de Él que decidió venir y experimentar-se. Por tanto, Dios está en ti, habita en ti porque forma parte de ti y tú de Él. Por tanto... no hay fallo en ti, ni error, ni culpa, ni falta de perdón, ni falta de Amor... Simplemente porque nada de eso existe en ti. Porque tú eres Dios en ti y tú en Él. La perfección en ti es absoluta, majestuosa.
Y todo lo que no Es... no existe. Es una ilusión. Una fantasía.
Así que empieza ya por recordar. Recordar quien eres. Es allí donde nacerá la Magia que tanto ansías. Donde comenzará el juego de la construcción, de la creación consciente. Desde el Yo Divino y ya no más desde la mente. En ese jugar, en ese danzar, en ese brillar, en ese Amar todo lo que eres, todo lo que haces. Todo cuanto vives. Como en una fiesta. Una auténtica fiesta de renacimiento. Donde cada parte, capa, que muere de ti renace a una nueva versión más mejorada, perfeccionada. Donde cada parte vieja, obsoleta de ti que dejas caer, que sueltas y liberas te proporciona nuevas capas alineadas a tu nuevo Yo, alineadas a ti, a mí, acordes con la vibración actual. Y destapa toda una serie de potenciales guardados, escondidos para servir, para vivir. Donde los Dones, las Capacidades y Habilidades que despiertan en ti te muestran todo lo que hay en mí, todo lo que hay en Él y que también está en ti.
Solo falta por descubrir. Descubrir la Verdad, la Majestuosidad en ti, la perfección, el Amor.
Y observa. Observa-te.
Y mira. Mira-te.
Con los ojos de Dios para ver en ti a Él y en Él a ti. Eso es lo que te falta por descubrir. Ése es el paso que te queda por dar. Una vez más. A ti y a toda la Humanidad
Amadeus Hermano intergaláctico.
Canalizado por Eva Pera Pardina
28 de Septiembre 2021
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